En el patio de entrada de la guardería La Xauxa
Xica, Nuria y Luis, educadora ella y padre y musicoterapeuta él, cantan
canciones rodeados de críos. En el interior, un niño lee solo un
cuento, mientras otro, en un rincón, experimenta con unas figuras
geométricas lo que él aún no conoce pero que llama matemáticas. Al otro
lado de La Xauxa, en el patio de recreo, dos niñas se columpian
despreocupadas y sin la supervisión de ningún adulto. Lo que en
cualquier escuela o guardería parecería un desbarajuste, es en cambio el
escenario habitual de una escuela libre -o no directiva, según la
terminología-, como lo es esta guardería de la ciudad metropolitana de
Molins de Rei.
"Normalmente
propongo una actividad, después de observar cuáles son las inquietudes
de los niños, y quien quiere participa y, si hay uno que está de mal
humor y prefiere estar solo, pues ningún problema", explica Nuria, la
educadora de La Xauxa. Esta escoleta, ubicada en
una nave industrial de Molins -compartida con entidades juveniles-, es
una de las 50 que integran la Red de Escuelas Libres de Cataluña (XELL,
en catalán), una plataforma que agrupa proyectos educativos que
compartan la pedagogía no directiva. Es
decir, que el educador no da órdenes, sino que son los niños los que, a
través de sus necesidades -sujetas a su proceso evolutivo- y a través
de la experimentación, aprenden. Y el maestro adopta el papel de
observador y acompañante, "mucho más importantes de lo que parece",
destaca Nuria.
En los últimos años,
han proliferado en Cataluña los proyectos alternativos al sistema
educativo ordinario, asociaciones de padres y madres que se
autoorganizan, con la ayuda de educadores y pedagogos, para crear
espacios educativos libres. En sólo dos años, desde la XELL han
recibido casi un centenar de propuestas por parte de familias que
querían sacar adelante un proyecto de este tipo. ¿Quizás como reacción a
los recortes en las escuelas públicas? "No lo creo, pero seguramente
algo ha tenido que ver la crisis, no económica sino de valores, que
estamos viviendo, y que nos lleva a replantearnos cosas como la
educación que queremos que tengan nuestros hijos, diferente a la que
recibimos nosotros", expresa Ana Sebastian, miembro de la XELL.